Hoy os voy a hablar de cómo trabajamos en nuestro centro de fisioterapia y osteopatía de Palma de Mallorca dos patologías del pie: el juanete (hallux valgus) y el esguince de tobillo.
El pie, es una de las partes del cuerpo más importantes que poseemos y a la vez una de las más descuidadas. Los pies son los pilares de nuestro cuerpo. Gracias a ellos podemos caminar, correr, mantenernos en pie… Sin ellos no podríamos realizar todas estas actividades. Como hemos comentado, los pies son los pilares de nuestro cuerpo y, como tal, cualquier alteración que sufran en una o más partes del mismo (hueso, tendón o ligamento…) nos provocará una alteración y un desequilibrio en todas y cada una de las partes de nuestro organismo.
El pie está formado por:
– 26 huesos: 7 en tarso, 5 en metatarso y 14 falanges.
– Múltiples articulaciones. Destacaremos 3 por su relevante importancia en la biomecánica del pie que son la mortaja tibioperoneoastragalina, la articulación de Chopart y la articulación de Lisfranc.
Todos estos huesos y articulaciones le dan al pie una importante capacidad estabilizadora, rítmica, dinámica y adaptativa. El pie posee 6 movimientos puros y 2 combinados que son necesarios para poder caminar correctamente. En el caso de que no exista alguno de estos movimientos en el pie, automáticamente, éste realizará una adaptación a su nueva morfología y situación impuesta por lo que llevará a TODO el cuerpo a reorganizarse y a equilibrarse en el espacio. Podríamos citar, como ejemplo, el caso del tan famoso esguince de tobillo, al que no se le suele le dar importancia y, por el contrario, sí que la tiene. Al hacernos un esguince de tobillo se provoca un desplazamiento de los huesos del tarso (huesos del pie), una mal posición a nivel del peroné, del ilíaco… Y así sucesivamente hasta llegar a las cervicales altas. Lo cual nos hace pensar que, a consecuencia de un esguince de tobillo (lesión a la que no se le da importancia) podemos tener un dolor cervical, mareos, dolor lumbar, ciática…También podemos citar, como ejemplos, que el pie tiene una importancia vital en los aumentos de curvas a nivel de la espalda, aumento de la cifosis, rodillas en “X” (más frecuente en niñas) o rodillas en “( )” (más frecuente en niños), las piernas “cortas”… Todo esto tras una buena exploración osteopática se demuestra que es a consecuencia de una alteración en el apoyo del pie que modifica la “organización” de nuestro organismo. El Fisioterapeuta- Osteópata evalúa y valora el pie al haber sufrido el paciente un traumatismo. Utilizando técnicas manipulativas, estiramientos, técnicas articulatorias y, sobretodo, viendo al paciente en su globalidad (no sólo donde le duele al paciente) tratará las lesiones existentes para conseguir eliminar o aliviar el dolor local y a distancia provocado por la patología del pie. Ejemplo de diferentes patologías que son susceptibles de tratamiento con muy buenos resultados osteopático:
– Esguinces de tobillo: normalizar el movimiento de todos los huesos del pie y revisar el resto de huesos que están en relación con dicha patología.
– Hallux Valgus o “juanete”: movilizar el metatarsiano y la 1ª falange, relajar los músculos en relación con dicha patología y observar cómo, el paciente, realiza el apoyo.
– Neurinoma plantar o de Morton: relajar toda la fascia plantar, movilizar los huesos del pie y normas de higiene postural.
– Pie plano o pie cavo: normalizar la biomecánica de todos los huesos del pie y en caso necesario derivarlo al podólogo para la realización de unas plantillas.
Así pues, es importante saber que es esencial el tratamiento de cualquier patología que se sufra en el pie y saber que, lesiones en el mismo pueden provocar alteraciones en otras partes del cuerpo y que el tratamiento osteopático da excelentes resultados en dichas patologías. Es importante tener en cuenta que con un buen tratamiento de osteopatía la dolencia de los pies mejora considerablemente.