La rotura fibrilar es una lesión muy común en las personas que practican deporte. La rotura fibrilar, no sólo ocurre a los deportistas de élite, sino que es más frecuente que ocurra en personas que llevan una vida sedentaria y deciden iniciar una práctica deportiva sin una progresión adecuada. Sin estirar y sin realizar los tiempos de descanso correspondientes.
La rotura fibrilar se produce por un estiramiento excesivo del músculo o por un esfuerzo brusco, por una contracción muy fuerte. Las roturas fibrilares son más frecuentes en los miembros inferiores, sobretodo, en los músculos isquiotibiales, tríceps sural (gemelos y sóleo), aductores y cuádriceps.
La rotura fibrilar la podemos clasificar en 3 grados y dependerá de la gravedad de la misma:
Grado 1 ; corresponderá a micro-rotura fibrilar, sin hematoma o muy poco hematoma.
Grado 2; existe rotura fibrilar. Ya existe hematoma y dolor al movimiento muscular.
Grado 3; existe rotura completa del vientre muscular. Hematoma y dolor funcional.
Dependera del grado de rotura fibrilar la recuperación de la misma. Pudiendo estar de unos pocos días a unas 8 semanas de recuperación.
¿Cómo tratamos en nuestro centro de fisioterapia y osteopatía la rotura fibrilar?
En primer lugar, es muy importante determinar el grado de dolor y el grado de la rotura fibrilar que padece nuestro paciente.
En la fase más aguda, en la que el paciente presenta un hematoma importante o presenta incapacidad de mover el músculo en cuestión, aplicaremos en primeras sesiones la diatermia. Esto ayudará a eliminar el hematoma, consiguiendo una mejoría muy notable.
En las siguientes sesiones, y a medida que el dolor se vaya atenuando, introduciremos el movimiento con Redcord®, con o sin diatermia , estiramientos, terapia manual, kinesiotape, hielo… para conseguir los efectos deseados. Se está de mostrando que el reposo y la inmovilización no ayuda a recuperar la lesión. Es por eso, que es muy importante que el paciente pueda recuperar la marcha y el movimiento a la mayor brevedad posible. Es muy importante que el paciente inicie la recuperación a la mayor brevedad posible. De ello dependerá su recuperación. A mayor precocidad en el inicio de la recuperación, menor tiempo de recuperación.
Para finalizar, me gustaría hacer hincapié en la importancia de una buena recuperación. Una rotura fibrilar mal recuperada, mal curada, llevará a unas compensaciones al resto del cuerpo. Por ejemplo, si tenemos una rotura fibrilar, mal curada, en el gemelo derecho, nos puede provocar dolor en la cadera izquierda ó una anteriorización de la hemipelvis derecha que a su vez se irá estructurando hacia la zona lumbar, dorsal y, finalmente, nos pueden doler las cervicales del lado izquierdo. Parece exagerado, pero es así como se adapta nuestro cuerpo.
Conclusión, ante una rotura fibrilar, tratémosla para aliviar el dolor en las fases iniciales y para prevenir futuras complicaciones y futuros dolores.